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Me gusta tanto como a tí... Juguemos a disfrutar del placer por el placer. ¿Qué es lo que más te gusta?, ¿Dónde te gusta?, ¿Cómo?. Algunas ideas para.... (Mayores de 18 años.)

miércoles, 12 de marzo de 2008

¿POR QUE NO ME APARTO? De la serie: RELATOS



Adam's Apple, Literaly - By Simon Pais-Thomas






Some Silent Beauti - By Simon Pais-Tomas



¿Por qué?

¿Por qué no me aparto?

Quizás por lo que no hice aquel día, cuando empecé a toser.

Estaba en casa, sola, y decidí ir al ambulatorio de la calle de al lado. Pasé un buen rato esperando, casi me había curado. Cuando me tocó pasar a la pequeña consulta del doctor, me ruborice al ver aquel hombre, con mayúsculas. Tenía mi edad, más o menos y su cuerpo era perfecto. Tenía las manos grandes pero delicadas.

Tan absorta estaba, que fue cuando me levante la camisa para que me auscultara, cuando me di cuenta de que no me había puesto el sujetador. Mis pechos se mostraron tal cual, erguidos a un palmo de su cara. Se habían puesto duros y a pesar de mi rubor inicial, hice como si eso fuera normal. Su estetoscopio se poso suavemente sobre mi pecho. Con sus manos rozaba una y otra vez mis pezones, pero yo no me aparte, ni una sola vez.

Me recetó algo. No recuerdo. Nos dijimos adiós.

¿Por que no me aparto?

Por que tampoco lo hice aquel día en el supermercado. Si darme cuenta le había vigilado. Solía acabar a las tres y muchos días pasaba a comprar por el “super”. Siempre pasaba por la zona de las frutas. No me había visto y me aposté detrás de él, junto a las peras. Cuando se giró yo le di la espalda. Su entrepierna choco contra mi culo, y lo deje aprisionado contra la fruta, sin poder moverse. El llevaba vaqueros, pero note que algo cambiaba de tamaño. Se que estaba incomodo en el supermercado, pero yo no me aparte hasta que la raja de mi trasero no se había hartado de sobar su miembro. Fueron unos segundos larguísimos.

Nos pedimos perdón. Nos preguntamos algo. No recuerdo. Nos dijimos adiós.

¿Por que no me aparto?

Porque él no se apartó. Sé que era la hora en la que entraba al ambulatorio, cuando lo encontré “casualmente” en la calle y paró para saludarme. La acera era estrecha y aquella señora con su nieto en el carrito le obligó a apretarse contra mí, que ya me había apoyado contra el coche. Tenía las piernas entreabiertas de manera que todo su sexo quedaba bien pegado al mío. Me había arqueado para que mis senos se pegaran a su pecho y se arrastrasen casi imperceptiblemente arriba y abajo. Que bien olía. Todo su cuerpo estaba firme. Alguna cosa más que otras. Pero no se apartó hasta que alguien pasó por la acera de enfrente. A lo mejor un paciente conocido. Yo no me aparté. Permanecía apoyada en el coche.

Balbuceamos algo. No recuerdo. Nos dijimos adiós.

¿Por que no me aparto?

Porque no quiero. Me he esperado hasta las tres y cuarto para entrar en el ambulatorio. No salía. Estaba esperándome en el mostrador. Me ha dicho en tono profesional que pasara a uno de los despachos. Ha cerrado la puerta. Me ha abrazado por detrás. Desde la cintura, subiendo las manos mientras me daba pequeños besos por el cuello. No me aparto porque quiero apretarme a él. Pego mi trasero a su entrepierna Esta dura. Muevo la cadera lentamente. Estoy muy caliente. Ya ha llegado a mis pechos. Los soba con meticulosidad despacio. Pasa sus dedos por mis pezones una y otra vez, y los pone muy tiesos. Van a romper el sujetador. Hoy si que llevo. Cada vez que la tela se engancha en la punta doy un respingo. Respiro profundamente, me gusta. Cuando me da ese pequeño mordisco tras la oreja, gimo y me agacho para apoyarme en la mesa. Levanto mi trasero, necesito que me toque. Me esta levantando la falda, desde la rodilla, apretándome los muslos suavemente hasta llegar al culo. Mi mente se esta poniendo en blanco. Aprieta cada lado con una mano, muy fuerte, separando las bragas con la mano y dejando que pase el aire a mi sexo. Me hace estremecerme cada vez que roza los labios de mi vulva con sus dedos. Cuando me quita las bragas, separo las piernas y le muestro desde arriba todo lo que puedo. El frescor del aire me excita aún más. Me besa las piernas desde las pantorrillas hasta los muslos. Al mismo tiempo su mano frota mi coño. Adelante y atrás. Pasa por toda la raja, apretándola y cuando llega al clítoris me muerdo los labios de placer. Otra vez. Me partiré el labio, pero vale la pena. Su otra mano a pasado por mi vientre, bajo el jersey, levanta el sujetador y magréa mis tetas. Casi me corro, me ha metido un dedo al mismo tiempo que me estira de un pezón. Necesito que me posea.

Me giro para bajarle los pantalones. No soy muy delicada haciéndolo. Su pene aparece ante mi cara. Es muy bonito. No asusta. Me apunta y le hago los honores. Lo lamo con la punta de la lengua, nerviosa. Estoy muy salida. Me lo meto en la boca y lo chupo. Huele bien, como todo su cuerpo, se debe de haber duchado al acabar y se lo agradezco. Cuando gime apenas si he comenzado. Me aparta la cabeza de su miembro. Me levanta y desliza hacia la camilla. Me tumba y me abre las piernas.

Empieza lamiéndome por fuera. Que suave, me esta subiendo el calor hasta el vientre. Me aparta los labios de la vagina y comienza a mover mi clítoris con su lengua. Ya no pienso. Me veo arrastrando la sabana de la camilla con las manos. Que bueno. Su dedo índice se introduce lentamente. Se mueve al compás de su lengua. Dios mío lo ha encontrado. Se ha dado cuenta por que al tocar ahí me he puesto tiesa y he dado un pequeño grito. Se esta recreando. Si sigue así, mi temperatura rompería cualquier termómetro. No, no sigas, me gusta mucho, para. No, no pares, ahora no. Solo un poco, solo un poco. El placer me hace cerrar las piernas sobre su cara. Ese maravilloso calambre que viene desde el último rincón de mi cuerpo para estallar en mi sexo es indescriptible. Pero él sigue, moviendo su dedo y su lengua. Me esta aguantando el orgasmo. Soy Feliz, durante un buen tiempo.

Se ha levantado, debo poner cara de corderito. Me da un respiro. Ahora le toca a él. Me levanta el suéter me sube el sujetador y me come literalmente las tetas. Al principio suavemente, pero pronto con furor. No me hace daño y me gusta. Ha tocado muchas antes, pero ahora esta con las mías. Me tumba, me abre las piernas,. Me toca suavemente con los dedos el coño. Estoy volviendo a ponerme muy caliente.

Ha metido su polla enfundada en un preservativo hasta donde ha podido y se mantiene ahí quieto. Tengo que moverme, el intenta pararme, pero tengo que hacerlo. Necesito que me frote, porque ya no puedo parar. La saca entera y la vuelve a meter entera. Socorro, no podré pararme. Otra vez. Que gusto. Y otra. Ahora se mueve dentro de mí. Creo que estoy chillando en silencio. Todo mi cuerpo se estremece. Levanta cada pierna con una mano. Las apunta al techo. Mi agujero esta completamente abierto y lubricado. Comienza a Meter y sacar. Cada envite más fuerte, más violento. A cada entrada me revuelvo de gozo. A cada sacada me retuerzo de placer.

Esta acelerando. Yo ya no siento lo que hay alrededor. Todas mis terminaciones nerviosas están sometiéndome a un estado de éxtasis. Empiezo a notar como me vuelve el orgasmo. Llega lentamente, pero firme. Con cada penetración da un paso más, está aquí. Me corro. No puedo mover las piernas. Las tiene cogidas por los tobillos. Me sigue taladrando y yo sigo corriéndome. Se le esta poniendo muy dura y yo estoy a punto de desmayarme. En su última entrada se ha quedado dentro, mientras su polla daba sacudidas por su cuenta. Me ha apretado contra su pubis, con mis piernas juntas hacia el cielo mientras sigo experimentando el placer sumo. Creo que chillado un rato.
P.D.: Muchas gracias a S.C.C. por su inestimable ayuda.
Nos vestimos. No se lo que me esta diciendo. Asiento. No se lo que le digo. Parece que no me escucha. Nos decimos adiós.

He cambiado de médico.

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