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Me gusta tanto como a tí... Juguemos a disfrutar del placer por el placer. ¿Qué es lo que más te gusta?, ¿Dónde te gusta?, ¿Cómo?. Algunas ideas para.... (Mayores de 18 años.)

jueves, 12 de junio de 2008

La regresión. De la serie: La historia de Zoe - 4

Zoe no se dio cuenta de que su actitud había cambiado. Se descubría cantando mientras fregaba, o sonriendo a un chaval con el que se cruzaba piruleta en mano. El impas en el que se mantenía hasta que Jorge volviese a la ciudad ya no era de sufrimiento o incertidumbre como antes de la primera cita. Se encontraba en estado de éxtasis. Parecía una adolescente. Era como si hubiese retrocedido en el tiempo. Cuando antes la miraban los “dieciochoañeros” por la calle se sentía invadida. Ahora quería notarlo constantemente. Quería que todo con el que se cruzase tuviera que girar la cara para seguirla con la vista. Por eso, pese a que cara a su marido mantenía una apariencia más o menos normal, de puertas afuera cambiaba radicalmente.

Compró ropa mucho más alegre que los a monótonos pantalones y suéteres de siempre. Faldas de vuelo coloridas, faldas cortas, vestidos escotados. Todo parecía darle una apariencia juvenil, desenfadada. Y desde luego a ella le agradaba que los hombres se fijaran en ella al pasar a su lado. Le gustaba provocar y ser el centro de atención.

Cuando se puso esa falda larga de tela casi vaporosa y la camiseta estilo ibicenco pensó que pasaría algo de frío. Todavía era Mayo. Sin embargo el clima era benigno y la única molestia de las suaves brisas las producían sus pezones cuando intentaban atravesar la tela de la camisa.

Cuando subió al coche para ir a comer, tuvo que subirse la falda para que al sentarse no le molestase el vuelo con los pedales. Tenía el coche aparcado en batería en una calle aun a medio urbanizar, donde era relativamente fácil estacionar el auto. Quedaba un poco lejos de la inmobiliaria pero no le importaba caminar. Fue al llevar las llaves al contacto, cuando percibió que la observaban. Vio que un joven musculoso apoyado el un pilar del entresuelo del edificio en construcción frente al coche, la miraba sin pudor. Aquel hombre no apartaba la vista de las piernas de Zoe mientras daba buena cuenta de una manzana, sin duda el postre de su comida. No sabía si era lascivia lo que aquella actitud pretendía mostrar, pero a ella le gustó. Para jugar un poco, abrió las piernas y dejo ver su exiguo tanga blanco al obrero. Este se puso tenso y tiro la manzana al suelo.

Para alegrar un poco más la cosa, Zoe comenzó a pasar sus dedos cerca de las braguitas abriendo y cerrando las piernas lentamente. El joven cambió de sitio algo en la entrepierna, que sin duda comenzaba a molestarle. Decidió darle una pequeña vuelta de tuerca y comenzó a acariciarse los senos. Sin querer uno de sus dedos arrastro un pezón más de lo que esperaba y entonces se dio cuenta que la situación la estaba encendiendo. Le gustaba y decidió que seguiría adelante a ver a donde llegaba. Quería saber si era capaz de hacer sentir deseo a aquel hombre y de paso, ver hasta donde podía llegar ella con un desconocido observándola.

Zoe apartó la tela del tanga y apoyó la pierna en el asiento de al lado al tiempo que tiraba de la palanca bajo el asiento para moverlo hacia atrás. Deslizó el dedo hacia el clítoris pero se introdujo en su vagina casi por error. Hasta ese momento no se había percatado de lo húmeda que estaba. Dio un leve respingo mientras sonreía. El obrero que la miraba con los ojos abiertos, abrió la bragueta de su pantalón de camuflaje y sacó su hinchado pene. Era grande, pese a no estar en su máximo apogeo. Zoe comenzó a excitar el clítoris abriendo las piernas hasta donde la forzada posición le permitía.

Miró al Joven que estaba moviendo la mano adelante y atrás abrazada a su pene, ahora sí completamente erecto. Se sacó un pecho y empezó a pellizcarse pensando además, que su cara debía tener una exagerada expresión de lujuria. Eso le estaba gustando y creía que podría llegar al climax sin problemas. Así que se puso a ello.

Introdujo dos dedos en su sexo y busco lentamente la zona que más placer le proporcionaba. Comenzó a palparla, al principio con temor, aunque pronto la movía con ardor. Cerró los ojos y buscó en el repetitivo movimiento de su mano que su cuerpo subiera de temperatura. Estaba comenzando a llegar al orgasmo y dos apretones en los pezones la acompañaron mientras sus dedos amartillaban el empujón final. Se había corrido suavemente y esperaba al abrir los ojos que el hombre de la obra hubiera hecho lo mismo. Pero cuando lo busco junto aquel pilar no lo encontró.

Un leve movimiento por el rabillo del ojo hizo que girase la cabeza. Frente a la ventanilla un gran pene le apuntaba. El joven se encontraba a una prudencial distancia del coche y no intentaba acercarse. Se encontraba inmóvil. Era evidente que Zoe debía decidir el siguiente movimiento.

Su primer pensamiento pasó por cerrar los seguros, arrancar el coche y largarse de estampida. Pero estaba tan caliente que no podía quitar la vista de aquel miembro. Durante todo el proceso anterior no recordaba haber visto pasar a nadie por la calle, y si alguien lo había hecho no se había percatado de nada. Lentamente abrió la puerta y sacó las piernas fuera, quedándose sentada en el asiento del piloto. Se quito el tanga algo molesta por la falda y lo dejó en el asiento delantero, al tiempo que cogía su bolso y lo dejaba sobre el salpicadero frente al volante.

Solo entonces el joven se acercó hasta ponerse entre las piernas dejando su miembro a escasos centímetros de su cara. Zoe paso la lengua por sus manos y asió aquella maravilla con sus manos. Era grande, no muy bonita, pero estaba caliente y dura. Comenzó a masturbarle recreándose en la faena. Zoe pensaba que si la cosa no le gustaba tenía la suficiente experiencia como para hacer que aquel tipo acabara el partido rápidamente. Sin embargo notó como disfrutaba tanto como él y cuando notaba que comenzaba a excitarse más de lo debido paraba el ritmo para relajarlo. Sin darse cuenta había sacado de su bolso un preservativo y lo abrió con la boca sin dejar de masajearle con la otra mano.

Le colocó el condón a duras penas y hasta donde pudo. Sin salir del coche, se giró y apoyó una rodilla en el asiento dejando una pierna en el suelo lo más abierta y estirada que pudo, dejando solo de cintura para abajo fuera del coche. Zoe noto como le levantaba la falda y la posaba sobre la espalda, dejando su culo a expensas del Joven. Escucho como se escupía en la mano y le frotaba la vulva bastamente hasta que le metió un dedo hasta los nudillos en su vagina y lo movió recorriendo todo su interior ásperamente. Su mente pensaba que aquel tipo era un animal. Su cuerpo se convulsionó deseando que fuera un animal. Y no le decepciono.

El obrero quitó sus dedos cuando pensó que ya podía atacar aquel precioso bombón y le metió lentamente la punta de su miembro. Poco a poco Zoe notaba como iba entrando y a cada centímetro que la invadía, su gozo aumentaba más. Una par de veces notó como movía lentamente atrás y adelante el pene hasta que se escucho ella misma gemir de placer. Eso fue el detonante. Zoe sentía como el joven empezó a moverse cada vez más rápido a medida que ella movía su culo más rápidamente. Aquel movimiento la estaba volviendo loca y le obligo a aferrarse al cambio de marchas para no salir por la otra puerta, mientras el hombre se sujetaba al coche como podía. Pronto sintió como aquella polla se endurecía mas y las sacudidas eran mas lentas pero más profundas lo que estaba haciendo gritar a Zoe que ya había tenido un orgasmo que se amplificó hasta la gloría cuando el obrero se corrió con un movimiento tan fuerte que la mantuvo en el aire durante unos largos instante mientras se apretaba contra su culo que iba de un lado a otro.

Pese a que apenas podía moverse y las piernas le temblaban, Zoe se dio la vuelta y se sentó en el coche. Sin mirar al hombre, buscó las llaves, arrancó y cerró la puerta. Hizo marcha atrás y al ir a cambiar la marcha, se atrevió a mirar al obrero. Permanecía en el mismo lugar donde lo había visto frente a la ventanilla. Con la cremallera ya subida la miraba con la misma expresión que tenía al comerse la manzana. Al fin y al cabo eso había sido, ¿No?...

4 comentarios:

  1. Excelente , eme has hecho la mañana Zoe , me has dejado con el miembro a mil , voy a tener que buscar salida a esta presion , gracias , saludos desde Mexico...

    Fer o swferrey

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  2. Me alegro que te gustara, y espero que lo hayas disfrutado.
    Muchos besos y saludos para ti y para Mexico.

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  3. Claro que lo disfrute , espero mas aqui sentadito.

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  4. Fascinante...
    Me encanta que promuevas el sexo seguro... y espontáneo!

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